miércoles, 12 de marzo de 2014

Capítulo 1

Eran las diez de la mañana. Me desperté temprano, ya que los rayos del sol que se colaban por mi ventana hicieron imposible un sueño más prolongado. Sentía el viento colándose en mi habitación y acariciándome la piel. Repentinamente pensé en Jackson. Era sábado y con el buen tiempo que hacía seguro que estaba en la playa disfrutando con sus amigos.  
   Vi cómo la lucecita del móvil se encendía, era un WhatsApp del Jackson. 
Marmota,no voy a ir a tu casa esta mañana,sabes las olas que hay? Son perfectas,luego te llamo.Buenos días :) 
   A Jackson le encantaba surfear y no le reprochaba, cada vez que surfeaba le veía disfrutar haciendo lo que le apasionaba. Hasta le había puesto nombre a su tabla, según él: era su segunda novia, pero él nunca me lo decía y menos cuando insistía. 
Gracias a Chartty lo conocí, ya que era el mejor amigo de Eric, que casualmente era el novio de Chartty, mi mejor amiga. 
   Fui a la ducha para quitarme el sudor matutino que recorría mi cuerpo. La camisa ancha que utilizaba como pijama, se me pegaba a la espalda. Abrí el agua fría y se me erizó el pelo del brazo. Me miré al espejo cuando estaba completamente desnuda. Miré mi cuerpo y, allí estaban todavía algunas cicatrices. Las recorrí con el dedo delicadamente, pensaba que si apretaba mucho volverían a abrirse. Una línea vertical blanquecina, que ya apenas se notaba, recorría casi toda la clavícula. Volvía recordar ese día, solo veía cortas escenas de lo que pasó. Un escalofrío me recorrió el cuerpo, bajé la cabeza y apreté los dientes. No quería que ese recuerdo volviera a mi nueva vida. 
   Me metí en la ducha y dejé que el agua me tocara. Me percaté de que el móvil estaba sonando. Por lo menos me habían llamado tres veces. Esa era Chartty, le encantaba ser una pesada compulsiva. No me demoré mucho en la ducha y fui enseguida a coger el teléfono. Vi que había tres llamadas perdidas y veinte mensajes. Era Chartty. Decidí llamarla. 
   -Chartty, yo te quiero mucho y tú lo sabes, pero los sábados te vuelves más pesada -dije entre risas. 
   -Encima que me preocupo por ti, imbécil. 
   -No te lo tomes a pecho. 
   -Pues anda y que te den -me colgó, eso era normal en ella, pero yo me preocupé, a lo mejor le había molestado de verdad, pero a los pocos segundos me volvió a llamar. 
   -¿A qué te lo has creído? -dijo riéndose. 
   -Me habías asustado imbécil. 
   -¡Ja! Lo sé, soy un amor. 
   -Claro, claro... Bueno, ¿qué quieres? 
   -¿Quieres venir a la playa? 
   -Necesito colocar mi habitación, ¿me ayudas? Y luego prometo que nos vamos a la playa.  
   -¿Limpieza? ¿Un sábado de vacaciones? Tú estás tonta, pero si vamos luego a la playa, te hago la habitación entera, fíjate. 
   -Que sí, pesada, que luego vamos a la playa a ver surfistas buenorros. 
   -Con mi novio tengo suficiente, gracias.  
   -Sí, sí. Vente ya. 
   -En diez minutos estoy en tu casa -colgó enseguida. La puntualidad no era el punto fuerte de Chartty. Empecé a hacer la limpieza, porque si la esperaba, no terminaría nunca y, también porque quería ahorrarme sus insultos hacia mi vestuario, aunque tenía razón. 
   Al poco rato Chartty ya estaba en mi habitación y empezó a sacar cajas y cajas de debajo de la cama.  
   -Amber, mira ven -tenía una sonrisa extraña en la cara, una expresión dulce que nunca sacaba a la luz. Tenía en su regazo una caja llena de fotografías y cartas de cuando éramos pequeñas. En casi todas estábamos ella y yo aprendiendo a patinar, ella con el skate y yo con mis patines. Empecé a leer las cartas, casi todas eran de Chartty, se mudó una temporada y decidimos escribirnos y no perder el contacto. Me acuerdo que nos escribíamos cada dos días, diciéndole la una a la otra los chicos guapos que había visto.  
   Vi por el rabillo del ojo que Chartty ya no estaba a mi lado, estaba en la esquina más alejada de la habitación, escondiendo algo.  
   -¿Qué es eso que pusiste detrás de las cajas? -me dirigí hacia ella. 
   -¿Eh? Oh, no es nada -Chartty mentía muy bien, pero yo ya la conocía demasiado. 
   La aparté de un empujón y vi mis antiguos patines, sucios y gastados. Me giré para mirarla, se arrascaba la cabeza cabizbaja. 
   -¿Por qué los escondes? -me molestaba que siguieran pensando que no era fuerte, que siguiera siendo la chica que lloraba en su cama a oscuras. Eso ya pasó. 
   -No los escondía, solo los puse ahí -intentó excusarse. 
   -No pasa nada porque los vea, lo he superado. Además los iba a buscar yo... -todavía quedaban restos del accidente que no había superado pero no quería que se preocupase más de lo que ya lo había hecho. 
   -¿Buscar? ¿Para qué? -dijo sorprendida. 
   -Quiero volver a intentarlo. 
   -¿Enserio crees que estás preparada? -dijo preocupada. 
   -¿Porqué no? 
   -Déjalos ahí y luego los arreglamos si nos da tiempo. 
   -¡Vale! 
   Sabía que estaba preocupada y lo entendía, pero había tomado una decisión.  
Terminamos bastante rápido de limpiar, entre risas y recuerdos, me sentía cómoda y creo que Chartty también. Luego fue ella la que me convenció para que fuéramos de compras con la típica excusa de que tenía que renovar mi vestuario, pero quién mejor que Chartty para un cambio radical.  
   -Amber, ¿todavía tienes los recambios en el sótano? -me sorprendió mucho su pregunta. Estaba sentada en el suelo examinando mis viejos patines, concentrada. 
   -¿Entonces estás de acuerdo con que vuelva a patinar?- me sorprendía mucho su actitud. 
   -Eres mi amiga y quiero que seas feliz, además no soy tu madre para decirte lo que tienes que hacer, que también te echará una charla por esto -dijo sonriendo. 
   -¡Claro! Ahora te los doy - fui corriendo escaleras abajo, me hacía tan feliz que lo hubiera superado ella también. Sabía que no era fácil para ella, pero eso demostraba que era una buena amiga. Volví enseguida a mi habitación con herramientas y recambios para que me ayudara a arreglarlos. Chartty era una chica muy hábil con las herramientas y, me parecía normal, porque era la mayor de tres hermanas y su padre no vivía con ellas. 
   Limpiamos los patines y le cambiamos las ruedas y algunos tornillos y, parecían nuevos y todo. Estaba saltando de alegría y fui a darle un abrazo a Chartty. 
   -¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! 
   -Bueno ya está bien, ataque de euforia no, por favor- dijo Chartty apartándome de ella -. Bueno, ¿nos vamos ya? -dijo impaciente. 
   -Ah, vale, pero pensaba en cogerlos un rato -dije desilusionada. 
   -Para el carro guapa, ya tendrás tiempo de cogerlos. Por ahora confórmate con esto. Una cosa, ¿cómo prefieres irte, andando o en moto? 
   -¿Jackson ya te deja coger la moto? Vamos mejor andando, que te conozco -a Chartty le encantaban las motos, pero cuando montaba en una era de todo menos segura. 
   - Jaja , ja. Qué graciosa, ¿desayunaste payaso hoy? Venga vamos si te encanta cómo conduzco, sabes que siempre somos las primeras en llegar a todo. 
   -Pero porque vas a cien en calles transitadas, pero sí tengo que admitirlo, me encanta cómo conduces. Solo te pido una cosa, que conmigo no vayas a esa velocidad, quiero llegar a mi boda. 
   -Yo seré la chofer de tu boda, ¿te imaginas tú con el traje de boda y yo siendo la dama de honor en moto?  
   Era bastante graciosa la imagen y nos estuvimos riendo mucho tiempo, hasta que recobramos la compostura.  
-Bueno, vámonos que nos esperan nuestros buenorros -dije y salimos por la puerta todo lo rápido que pudimos.  

                                                                           * * *                 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hadas perturbadas(: