* * *
Me daba un poco de miedo que conduciera Chartty, pero no me quedaba otra. Nada más montarnos, me dio el casco y me lo puse más rápido que ella, porque sabía que le gustaba salir despacio y luego acelerar a la más mínima posibilidad. Me agarré muy fuerte a ella, -de las dos yo era la más miedosa -, nada más notar la presión, me dijo que me agarrara a la parte de atrás. A ella le gustaba vivir el momento, aunque fuera peligroso, pero yo quería seguir con vida. Se controlaba más cuando montaba conmigo, había tenido pocas ocasiones de observarla conduciendo sola.
Me daba un poco de miedo que conduciera Chartty, pero no me quedaba otra. Nada más montarnos, me dio el casco y me lo puse más rápido que ella, porque sabía que le gustaba salir despacio y luego acelerar a la más mínima posibilidad. Me agarré muy fuerte a ella, -de las dos yo era la más miedosa -, nada más notar la presión, me dijo que me agarrara a la parte de atrás. A ella le gustaba vivir el momento, aunque fuera peligroso, pero yo quería seguir con vida. Se controlaba más cuando montaba conmigo, había tenido pocas ocasiones de observarla conduciendo sola.
No sabía porqué ni cuándo Jackson
le dio permiso para poder conducir su moto. Era un poco raro que Chartty y Jackson hablaran sin que yo no me enterase, pero nunca les
pregunté porque sé que son bastante similares, no les gustaban que
les preguntaran sobre sus asuntos.
La moto era una Custom que el padre
de Jackson le había regalado por su cumpleaños hacía dos años. A
él siempre le daban todo lo que quería, ya que su familia era
bastante respetada el la ciudad y su padre era un empresario bastante
reconocido en el extranjero. Jackson no solía hablar de sus padres,
ya que decía que le daba pena la imagen que daba a la gente. Me
sentía tan mal por lo que estaba pasando...
Un día en el que se le veía muy
dolido me contó todo. Gabriel, su padre viajaba mucho a causa de su
trabajo y, su madre, Isabel llevaba a su casa casi todas las noches a
un hombre diferente desde que él tenía unos cinco años, entonces
fue cuando descubrió el surf y se aferró a él. Una vez, el día
del cumpleaños de Jackson, su padre estaba en España cerrando un
acuerdo y le había dicho a su madre que no podría ir, pero a altas
horas de la noche llegó su padre y descubrió a su madre en la cama
con otro hombre. Su padre quedó destrozado cuando se enteró, hubo
discusiones, gritos, lágrimas... Jackson me contó que a partir de
ese día su padre no fue el mismo, él nunca volvió a casa, pero no
se divorciaron. Cuando es necesario acuden a fiestas juntos para que
la gente no sospeche.
Llegamos a la playa enseguida, a
cada curva que cogía Chartty me daban ganas de gritar, pero por lo
menos estábamos vivas. Al quitarme el casco pude sentir la brisa y
los rayos del sol dándome la bienvenida. Había bastante gente en la
playa, pero pudimos reconocer fácilmente a Jackson y Eric. Eran los
únicos que estaban surfeando, todos los demás que estaban en el
agua miraban desde sus tablas sonriendo. Nos dirigimos a la orilla y
desde allí los contemplamos, empapados, sonriendo, amigos desde la
infancia casi.
Sinceramente lo hacían muy bien,
aunque no sabía mucho de ese tema, me parecían fascinantes.
Entonces Chartty les gritó.
-¡Vosotros, los dos únicos
pringados que estáis surfeando, venid con vuestras musas! -al decir
esto los dos giraron la cabeza y perdieron el equilibrio y cayeron.
Chartty era así, se reía y yo también, cómo no, menudo golpe se
habían llevado. Salieron del agua y se dirigieron a nosotras.
Jackson y Eric sonreían, pero tramaban algo. Eric fue hacia Chartty,
mientras Jackson venía hacia mí, ella y yo nos miramos y echamos a
correr, aunque en la arena no se podía ir muy rápido. Nos
alcanzaron y nos cogieron y nos llevaron hasta el agua, gritando e
intentamos zafarnos de ellos pero fue imposible. Eric hizo varias
aguadillas a Chartty, hasta que se fundieron en un beso. Jackson
mientras sonreía mirando mi cara de medio ahogada.
-La puedo ahogar -dijo Jackson a
Eric.
-Claro -dijo Eric y se apartó.
-Oye, ¿es que soy un objeto o algo?
¿Nadie me tiene cariño? -se quejó Chartty.
-Sí, claro, pero era una ola muy
buena -entonces Jackson le echó hacia atrás la cabeza, mientras
Chartty ´´sufría``. Cuando levantó la cabeza dio una gran
exhalación, luego tosió por varios segundos.
-Ahora sabes lo que se siente y, por
tu broma te voy a llevar a surfear. Vamos pedazo de vaga -le dijo
Eric. Cuando vio que no se levantaba, la volvió a coger y la cargó
a su hombro como si fuera un saco -, luego os veo chicos.
-No tienen remedio, bueno, ¿vamos a
ir a cenar hoy? -dijo Jackson.
-Creo que sí o eso dijo ayer Eric.
-¿Y a dónde vamos a ir?
-Pues no sé, donde ellos digan.
-¡Mira Amber, una tortuga volando!
-dijo Jackson en un intento de que saliera de mi ensimismamiento.
-Pregúntale luego a Eric a donde...
¿Eh? ¿Cómo? ¿Dónde? -dije mirándolo extrañada.
-¿Me vas a decir qué te pasa?
-dijo preocupado. Sabía que tenía que decírselo, pero se sabía
que se iba a comportar como Chartty o peor. Pero le necesitaba,
necesitaba que me apoyase.
-Te tengo que decir algo y, bueno,
no es fácil...
-¡Dímelo ya, que me estoy poniendo
nervioso! -respiré hondo y se lo dije.
-Quiero volver a patinar -mi tono no
sonaba muy convincente, pero sí lo bastante para que se lo tomara
enserio.
Se tomó varios segundos para
procesar lo que acababa de decirle, entendía que no quisiera que los
volviera a coger pero había pasado ya un año.
-¿Estás loca? Seguro que Chartty y
tú ya lo habíais pensado todo. ¿Quieres que te vuelva a pasar lo
de la otra vez? Estáis locas las dos. Ella seguro que por animarte y
tú por hacerle caso -estaba muy enfadado, pero tenía parte de
razón. Aunque, yo quería volver a ser la de antes, pero no
soportaba que metiera a Chartty en todo esto.
-La idea no fue de Chartty, sino mía
y ella por lo menos no me ha dicho todas esas cosas que me has dicho
tú. ¿Te acabas de oír verdad? No esperaba que fueras así Jackson,
de verdad -decidí que era mejor irme, quería salir de allí. Él me
había decepcionado. Salí corriendo de la playa, oía a Jackson
gritarme e intentando seguirme, pero me escapaba de sus húmedas
manos cada vez que tenía oportunidad. Me daba igual todo, solo me
concentraba en las palabras que él me había dicho que tanto daño
me habían echo. No pude parar las lágrimas que caían sobre mi
cara.
Los recuerdos estaban volviendo a mi
cabeza, había luchado para apartarlos, pero ahora era como cerrar
los ojos en una película de terror, pero seguir escuchando los
gritos de la protagonista.
No sé cuanto tiempo estuve
corriendo hasta llegar a mi casa, sabía que todas las personas a las
que me encontraba se giraban para ver lo que me pasaba. Cuando estuve
delante de la puerta de mi casa, intenté sacar las llaves del
bolsillo de mis calzonas, pero el pulso me temblaba y cada dos
segundos se caían las llaves al suelo. Cuando por fin conseguí
meter la llave en la cerradura, -después de muchos intentos -, subí
a mi habitación a coger los patines sin pensármelo dos veces. Volví
a salir a la calle, me limpié las lágrimas para poder ver mejor y
ponérmelos. Respiré hondo varias veces para lograr relajarme, pero
cuando me levanté vino un dolor repentino, lo sentía por todo mi
cuerpo. Sabía de dónde venía, sabía que no existía, que
simplemente era un recuerdo.
Empecé a ver todo borroso hasta que
todo se volvió negro. Mis párpados pesaban y mi cuerpo ya no me
hacía caso. Quería agarrarme a algo, pero lo veía todo muy lejos.
Sentí como caía y el frío me abrazó. Cuando abrí los ojos estaba
en el salón de mi casa, tumbada en el sofá con un paño de agua
fría sobre la frente. A mi lado estaba Jackson, acariciándome las
manos.
-¿Qué ha pasado? ¿Qué haces
aquí? -dije confusa, estábamos los dos solos.
-Solo sé que cuando vine, tenías
los patines puesto y estabas a punto de desmayarte. Fue una suerte
que lo hiciste cuando ya estaba a tu lado -estaba preocupado, se le
notaba en los ojos. Ahora me parecía más normal que me lo
prohibiera.
-Gracias -estaba confusa y mareada,
le quería, pero odiaba que me hubiera dicho todo eso en la playa. Dudaba de mi mejor amiga y, lo más importante, de mí. Quería ser
fuerte, pero si no le tenía a él, iba a ser muy complicado.
Nos quedamos en silencio un rato
hasta que decidió retomar la conversación.
-Oye Amber, lo siento. Estaba muy
enfadado cuando me dijiste eso, pero tienes que entenderme, vi todo
lo que pasó y no fue agradable. No quiero que te vuelva a pasar,
pero sobretodo quiero que sepas que te quiero -me miraba a los ojos
con tanta intensidad que tuve que apartarlos. Sabía que decía la
verdad, pero necesitaba ponerle las cosas claras.
-Lo sé, pero no quiero ser más la
chica débil a la que queréis proteger. A la que todo le da miedo
ahora. Sabes que yo también te quiero, pero quiero ser fuerte,
quiero ser como vosotros, que os caéis y volvéis a levantaros -se
me quebraba la voz poco a poco.
-Amber, pero lo que hacemos nosotros
no tiene nada que ver... -intentó convencerme, pero le interrumpí.
-Claro que tiene que ver, ¿tú
sabes cuánto miedo siento cuando surfeas esas olas tan grandes?
¿Sabes acaso cómo me siento cada vez que veo hundirte y no verte en
el fondo? Pero lo más importante, ¿sabes cómo me siento cada vez
que te veo salir a la superficie sonriendo? -no pude contenerme y
empecé a llorar. Jackson estaba mirándome fijamente con esos
intensos ojos azules, no sabía lo que pensaba, solo guardaba
silencio.
-Podrás hacerlo, estoy seguro
-cogió mis manos y empezó a besarlas.
-Pero si cada vez que lo intento
ocurre esto... -me sentía insegura insegura.
-¿Te acuerdas cuando estábamos los
tres, Chartty, tú y yo? Yo te agarraba de la cintura y Chartty te
agarraba de la mano, éramos más pequeños, pero, ¿te acuerdas
verdad?
-Sí, cuando estabais conmigo no me
daba miedo caerme -dije sonriendo, ese era uno de los recuerdos más
alegres que conservaba. Él me había echo recordarlo después de
tanto tiempo.
-Pues volveremos a estar contigo a
tu lado cuando lo intentes de nuevo, volveré a estar a tu lado.
-Y por eso me enamoré de ti, porque
siempre estás ahí, aunque parezcas un viejo gruñón luego -nos
reímos y empezó a besarme, le agradecía que me volviera a dar una
segunda oportunidad con los patines, estaba feliz.
-¿Qué tal si empezamos de nuevo
cuando nos conocimos? Así tendrás dos versiones de cómo empezaste
a montar -las ideas de Jackson eran estúpidas, pero al fin y al cabo
buenas ideas.
-Claro.
-Hola preciosa, ¿quieres que te
enseñe a montar en patines? -puso su mejor cara seductora. Me hacía
reír de una forma especial. Le di un beso y miles más, no me
cansaba de él.
* * *
* * *